Actualmente, no nos preocupamos del agua, de su abastecimiento en nuestros hogares y en nuestras vidas, ni siquiera de su ahorro, sin embargo, no tenemos en cuenta, que en algunas parte del mundo no se tiene acceso a agua potable, este recurso que debería ser un derecho humano, al que todos tuviéramos acceso, es para otras personas un lujo.
Según algunos datos de la OMS (Organización Mundial de Salud), el 91% de la población mundial tiene acceso a agua potable a día de hoy, frente al 76% de la población que tenía en 1990.
Aunque estos datos son muy esperanzadores, y muestran un gran avance en el acceso de agua potable para la población, no deja de reflejar que aún existe mucho trabajo por hacer. Si nos detenemos a analizar estos datos, este porcentaje significa que aproximadamente una de cada diez personas no tiene acceso a agua potable.
Estos datos se ven mejor expuestos si los dividimos por regiones, donde claramente podemos observar el desequilibrio entre regiones, en el que África subsahariana representa un 40% de población sin acceso a agua potable.
En contraste con estos últimos datos, los países con los suministros más estables de agua potable son: Islandia, Noruega y Nueva Zelanda.
La brecha entre países desarrollados y subdesarrollados se hace visible en el abastecimiento de agua potable. El agua es un recurso que debe abastecer a todo la población por igual, independientemente del país o región al que pertenezca la población. Es un derecho de acceso para todo el mundo, sin distinción de raza o país, por lo que se debe luchar para conseguir que todo el mundo disponga de este recurso.